Soñó abandonando este mundo pudiendo volar, desaparecer y convertirlo todo en oro. La observó, alguien había llegado allí con él, era una sombra. Pero no parecía ser la suya, se movía de manera distinta, le recordaba a alguien. La sombra bailaba y hasta podía oír su voz, al parecer todos los poderes que tenía en su sueño no le eran de importancia mientras la miraba, hechizado, absorto en cada uno de sus mágicos movimientos. Pero lentamente la sombra comenzó a alejarse, otra sombra la esperaba, bailaban juntas al son del viento de aquel extraño lugar donde un árbol gigantesco gorbernaba.

No podía dejar de mirarlas mientras se alejaban, aun doliendo, la extrañaba, la observaba y la esperaba.