Cuenta la historia jamás contada que un pequeño dios inundaba de luz todos los lugares del universo, fue el primero en surgir, incluso antes de que existiera la tierra. Nadie conoce como pudo aparecer este dios mitad estrella y humano, que materiales lo combinaron o si alguien lo engendró. Pero si conocemos que no tuvo el tiempo suficiente para desarrollarse. En un período en el que el tiempo aún era incalculable, el pequeño dios ingenuo, sin saber muy bien como lo conseguía, vagaba por el negro universo proporcionando luz haya donde él aparecía. Sin darse cuenta y como un juego cualquiera, quiso que su luz llegara más lejos todavía. Y sin nadie que le aconsejara, sin saber nada de su enorme poder y con la inocencia que solo un niño posee, implosionó, sumiendo en la más absoluta oscuridad hasta el más recóndito lugar. Todo se volvió negro. La oscuridad anego todos los rincones. Y como en todas las historias, incluyendo el comienzo de la existencia de nuestro planeta, esto fue el principio.